Abstención

Aproximarse a la ciudad es entenderlo todo. Alguien está jugando conmigo en un despacho y yo no puedo evitarlo. Hace un tiempo, estas cosas aún estaban en mis manos; pero ahora no, ahora no hay remedio. Atravieso el túnel, la frontera de penumbra, y franqueo una perturbación y una superestructura. Hoy he olvidado lavarme el pelo y mis cabellos parecen haber sufrido una descarga eléctrica. Tampoco me he afeitado; menos mal que siempre permanezco oculto, que puedo permanecer detrás del mostrador ignorando al público. Cada día que pasa tengo el estómago más delicado; todo me sienta mal, en esto tampoco hay remedio. Aunque quizá cuando lleguen las vacaciones pueda poner algo de orden en mis hábitos. Lo primero: desocupar la parte del cerebro más propensa a la vida poética, ¡qué se yo! Rimbaud fue un tipo excepcional, no cabe duda; qué pena que, al final, se quedara sin una pierna. Baudelaire contrajo una sífilis y disfrutó mientras pudo de su novia mulata. (Por cierto, ahora que recuerdo: tengo que devolver los videos porno). Leopoldo Mª Panero, recluido en el psiquiátrico de Las Palmas, es el tipo más cuerdo que conozco; cada vez que abre la boca inventa un planeta. Hoy me quedo con sus gustos musicales: Los Chichos, Alban Berg y Stockhausen. Además, dudo mucho que sepa dónde está Europa y nunca ha tenido la necesidad de escribir un diario. Tengo que recordarle a mi mujer que tenemos pendiente la limpieza dental, que para algo pagamos el seguro del dentista. Ahora mismo; ya llegamos. El día se presenta verdaderamente interesante. ¿A cuánto estará hoy el barril de petróleo? ¿Qué temperatura alcanzará el horno crematorio? Veamos; voy a comprar el periódico. Tengo que tomármelo con mucha calma.
¡Anda, está tarde toca República Checa-Letonia! Tengo que tomármelo con mucha calma: nada de exageraciones.
Ver, oír, y callar.
La locura, los lunes.
1 comentario
pini -
mañana miércoles mejor que me saludes.